Cristina Ferrero Castaño
Big Data, el "cerebro digital" que piensa en el planeta
¿Sabías que los macrodatos han tenido un papel fundamental en el desarrollo de las vacunas contra el COVID? También están detrás de multitud de soluciones relacionadas con la movilidad, las telecomunicaciones o nuestro ocio. El Big Data tiene la respuesta para casi todo. Incluso para ayudar a frenar el cambio climático.
Aurora Yáñez Martínez
El Mundo
12 de Julio de 2021
https://native.elmundo.es/2021/07/06/index.html
El 30 de diciembre de 2019, cuando apenas se había oído hablar del COVID, la startup BlueDot advertía de un posible brote de “neumonía inusual” en Wuhan y alertaba de su posterior salto a Bangkok, Seúl, Taipei y Tokio. Para realizar tal pronóstico, se basó en datos de cientos de miles de fuentes, como declaraciones de las organizaciones oficiales de salud pública, noticias de actualidad en tiempo real (¡en 65 idiomas diferentes!), rutas de vuelos comerciales a nivel mundial y datos demográficos de la población.
Una vez detectado el virus, el siguiente paso es encontrar los medicamentos para atajarlo. Aquí el uso de los datos también juega un papel fundamental. Investigadores del Laboratorio Nacional de Oak Ridge, en Estados Unidos, a través del supercomputador Summit (el ordenador con mayor capacidad de procesamiento de datos del mundo) simulan hasta 8.000 compuestos en un sólo día con el objetivo de hallar una solución lo más rápido posible. También las aplicaciones de rastreo que se han usado durante este último año han permitido alertar a los usuarios cuando han tenido contacto con un positivo o identificar zonas donde la tasa de contagio es mayor.
¿Cómo se consigue captar e interpretar todos estos datos en tiempo récord? La respuesta está en la digitalización que, a día de hoy, no solo permite recopilar cantidades ingentes de datos, sino también almacenarlos y catalogarlos para, posteriormente, usarlos de una manera eficiente y ordenada, y obtener así el máximo rendimiento a la información que nos facilitan.
El uso de los datos en el ámbito de la salud ha hecho posible que se acelere el desarrollo de soluciones médicas o la detección de posibles variantes del virus durante esta crisis sanitaria. Pero la aplicación del ‘Big Data’ está presente, mucho más de lo que imaginamos, en casi cada esfera de nuestra vida (educación, deporte, movilidad, telecomunicaciones…), llegando a simplificar nuestras rutinas y personalizando al máximo nuestra experiencia como usuarios en multitud de servicios.
El Big Data y la Inteligencia Artificial incluso pueden ayudarnos a avanzar en el ambicioso reto de la descarbonización. La importancia de las aplicaciones de sistemas inteligentes en el sector energético es tal que, desde la Unión Europea, no se concibe un proceso de descarbonización de la economía sin ellas. Así lo pusieron de manifiesto, en febrero de 2020, la Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen; la Comisaria de Competencia, Margrethe Vestager, y el responsable del Mercado Interior, Thierry Breton, en sus hojas de ruta para “dar forma al futuro digital de Europa”, al subrayar que “la transformación verde y la transformación digital son dos desafíos inseparables”.
EL PODER DE LOS DATOS

Máquinas: Cuentan con sensores que detectan multitud de información.
IoT: Extrae los datos de todos los elementos sensorizados en tiempo real.
Big Data: Captura, almacena y procesa un gran volumen de datos que organiza en compartimentos llamados "datalakes".
Inteligencia Artificial: A través de Machine Learning (aprendizaje a partir de los datos) se desarrollan modelos de Inteligencia Artificial para anticipar contratiempos y aportar soluciones de forma más ágil.
Cerebro digital: Ofrece información muy valiosa con la que, por ejemplo, se llevan a cabo mantenimientos predictivos o se optimizan procesos logísticos.
INFORMACIÓN AL SERVICIO DEL MEDIOAMBIENTE
Existen herramientas avanzadas que contribuyen a la reducción de emisiones de CO2 o que nos ayudan a hacer un consumo más eficiente de la energía, que abarcan desde los ámbitos industriales y empresariales, a los más puramente domésticos. Por ejemplo, ya hay quien usa alguna aplicación para gestionar el consumo energético en el hogar (lo que, por cierto, no solo contribuye a un estilo de vida respetuoso con el planeta, sino también al abaratamiento de la factura energética).
Pero el poder de los datos en el ámbito de la energía no se queda ahí. A través de ellos y gracias a la Inteligencia Artificial, es posible que las compañías puedan, por ejemplo, predecir las condiciones meteorológicas, de las que tienen una gran dependencia las energías renovables, y tomar decisiones para maximizar la generación eólica o fotovoltaica.
Se trata, en definitiva, de capturar todos los datos posibles y convertirlos en información valiosa para ser más eficientes y, por tanto, más respetuosos con el planeta. Así, mediante la IA es posible simular distintos escenarios de descarbonización: “se pueden detectar emisiones de CO2 de forma rápida y precisa, mejorar la eficiencia energética en nuestros centros industriales o ayudar al cliente final a hacer un consumo más eficiente de la energía en su hogar”.
Puede que aún estas tecnologías aplicadas al sector de la energía nos suenen a ciencia ficción, pero lo cierto es que la digitalización será clave en la descarbonización y la reducción de emisiones.